SANTIAGO MORATO O LA ESENCIA DEL ARTE

La muestra de pequeño formato de M. Santiago Morato, abierta en la Galería Balboa 13, calle Núñez de Balboa, hasta el 4 de noviembre, es, por decirlo de alguna forma, un regalo, una delicia, en este otoño madrileño, presidido por grandes manifestaciones de arte. No se encuentran en la exposición metros y más metros de pintura, ni composiciones que se salen de madre para impresionar y, a veces, quedarse.

En esta colección de cuadros, como en el frasco pequeño, está la esencia y con ella basta para emocionar. Santiago Morato es un maestro que logra calidades sin medida en los planos cortos de un soporte; su saber y su sensibilidad le llevan a sacar de la materia amorfa, caos, simple aporte terroso sin vida, las figuras que serán protagonistas de la escena, formas que se convertirán en rostros, en cuerpos, en criaturas con ganas de vivir, con sus gozos y sus sombras a cuestas.

Dibujante preciso, su pintura es un espacio de vivencias, colorista consumado, su obra es un encuentro de tonos que se calientan con el contacto para que los rumores iniciales sean conversación y coplas.

Porque estos cuadros pequeños, de rojos y verdes, azules y tierra, son campos de vibraciones donde el ser humano se encuentra entre sí y en el espacio, donde podemos echar a rodar la fantasía, pórtico de realidades, para irnos tras ella.

El Punto de las Artes, octubre 1986

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